viernes, 27 de agosto de 2010

Iniciando una nueva etapa

¿Por qué cerré “Ellas en la historia”?

Porque estaba tomando un rumbo en el cual ya empezaba a creer poco, algunos de Uds. ya saben que yo con el pasar del tiempo he ido experimentando poco a poco un fuerte rechazo hacia el feminismo actual, lo que creo no he contado a nadie es que este comenzó al descubrir que ellas poseen un concepto del amor que no comparto (y jamás podré compartir) para mi es muy importante la fidelidad a la persona amada, eso quiere decir que mi corazón es incapaz de amar a dos o más personas a la vez, para las feministas esto es posesión e inseguridad, mientras que para mi es una manifestación en todo su esplendor de la lealtad y una de las máximas demostraciones de que el amor hacia determinada persona es verdadero … mucha gente no se imagina la gran importancia que tiene para mi el amor en la vida … es probable que haya quien se escandalice y me diga que es estúpido rechazar al feminismo que se supone ayuda a las mujeres a ser “libres” solamente por mi concepto “primitivo” del amor, pero yo les digo que mil veces prefiero ser primitiva, moralista, anticuada, antes que destruir una parte indispensable de mi ser, no señoras o señoritas feministas, ¡No venderé mi alma!, ¡Apoyar al bien común no debe implicar el sacrificio de la individualidad!.

Aparte de mi concepto del amor tan distinto al de ellas, otro aspecto que rechazo del feminismo es su odioso victimismo, una entra en las páginas feministas y no paran de echarle la culpa al “malvado patriarcado” de las inseguridades de las mujeres, repiten una y otra vez con mensajes subliminales que una no actúa por propia voluntad sino que es controlada de un modo muy disimulado por el “horrible patriarcado capitalista”, hasta tienen la osadía de meterse con los cuentos de hadas de toda la vida, ahora a una niña no le puede gustar la bella durmiente porque inmediatamente acusarán a los padres de que educan a esa niña para ser sumisa, les contaré señoras y señoritas feministas que a mi de pequeña me encantaba jugar con las barbies (sí, esa muñeca rubia y de figura muy esbelta, que tanto odian y que algunas de sus colegas argentinas decidieron cual inquisidoras lanzar a la hoguera a estos juguetes, http://edant.larazon.com.ar/notas/2009/03/10/01874494.html) adoraba hacerles lindos vestidos, peinarlas y jugar a que tenían su casa propia y un trabajo, sí, eran chicas solteras mis barbies, aunque también tuve mis épocas en que jugaba a ser mamá (para esto empleaba otras muñecas), Uds. afirman que las barbies generan sentimientos de inseguridad en las chicas, que les hace creer que su imagen física es lo más importante, hasta que se vuelven anoréxicas por culpa de tan delgada muñeca, pues si me preguntan a mi, yo jamás experimenté esas cosas, jugué siempre con barbies y nunca sentí ganas de dejar de comer con tal de bajar de peso, siempre he estado bastante conforme con mi físico, me gusta arreglarme y hacer algo de deporte, pero en niveles normales, nada de obsesiones, NO reviento tarjetas de crédito con tal de comprarme ropa, prefiero comprarme libros en vez de una blusa bonita y sólo me compro ropa cuando me es muy necesario y mis posibilidades económicas lo permiten, tampoco me haré jamás una cirugía estética (no porque Uds. lo digan sino porque es mi prioridad mejorar mi relación con Dios antes que obsesionarme con mi cuerpo). En resumen, no creo que mi valor como persona radique en mi físico, este es algo efímero, pero no por eso visto como una especie de drogadicta o loca, me gusta vestir del modo más femenino posible, pero sin parecer callejera.

¡Ya ven! Una joven que hasta el día de hoy ve con gran simpatía a las barbies también supo valorar lo importante que son los valores y el intelecto. Y otra cosa, una de mis películas favoritas es “Legalmente rubia 1” … sí, me siento tan libre que adoro disfrutar con una cinta de apariencia frívola (eso solamente lo piensa la gente prejuiciosa en extremo) porque en realidad posee un mensaje excelente.


Si yo, una mujer como cualquier otra, es capaz de sentirse libre, pensar por si misma y a la vez valorar algunas de las cosas tradicionales femeninas y masculinas (me agradan los hombres sensibles pero que sean bien masculinos en su comportamiento), porqué no habrán por ahí otras mujeres que sientan lo mismo que yo, que no necesitan destruir un patriarcado para ser felices, que son capaces de convivir con lo mejor del comportamiento tradicional masculino y con lo mejor del comportamiento femenino, para entendernos mejor, el que un caballero me abra la puerta de algún lugar no me hace sentir para nada inválida, me sigo sintiendo la misma joven independiente y me encanta agradecer con cortesía ese gesto de caballerosidad.


Durante los casi tres años que me he dedicado a estudiar la historia de las mujeres he notado que todas las autoras que he leído son feministas y me pregunto ¿Manipularán datos?, ¿Victimizarán situaciones que no lo ameritan o al menos no tanto?, por ello es importante investigar y leer todo lo posible para evitar la manipulación por parte de estas auto- abanderadas de la libertad. Como ven, no dejaré de investigar la historia de las mujeres, solamente que ahora lo haré con un ojo mucho más crítico que antes.


Sin embargo, este blog será de historia variada (mi otro blog “Viajes históricos” lo cerré porque ante mi larga ausencia ya lo sentía viejo), es probable que de vez en cuando publique algo sobre alguna mujer destacada de la historia (pero como dije seré mucho más cuidadosa que antes con mi investigación), pero también hay otros temas que me interesan de la historia. También habrán algunos artículos de opinión, por ejemplo en algún momento pienso hablar con un poco más de detalle sobre la película “Legalmente rubia 1” la cual deja un mensaje mucho mejor que una película supuestamente más “seria” y feminista que vi alguna vez.

A pesar de todo, aún tienen mi respeto aquellas feministas de antaño que abogaron por la educación de la mujer, el acceso de esta a un empleo, sus luchas contra el alcoholismo y la pobreza (como hizo la feminista peruana Maria Jesús Alvarado).